Descripción
La obra de Gustav Klimt refleja la época de oro de una Viena luminosa, despampanante y magistral. El dorado de sus pinceladas nos lleva a la embriaguez de los vals de Strauss, a los salones fastuosos de Sissi, a los cafés llenos de buena literatura y filosofía. Estos abanicos están inspirados en esos brillos dorados de Klimt, un poco divinos, un poco mundanos. Las musas de Klimt siempre fueron elegantes, igual que tú.
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